Cuando el bebé nace, empieza a adaptarse a las condiciones externas del medio ambiente que lo rodea, y como todo es nuevo para él, puede ocurrir con mucha frecuencia que algunos no toleran bien la leche que toman, o que presenten alteraciones en la microbiota intestinal. Demasiado tiempo de espera para alimentarlo también es un factor que influye en un aumento de la producción de ácidos gástricos.
El estómago de un bebé tiene poca capacidad durante los primeros meses de vida. Mientras va creciendo y es alimentado con más cantidad, si no medimos las onzas de alimentos que le suministramos, pudiese presentar síntomas de reflujo.
Los padres o las personas que lo cuidan, han de estar alertas ante los principales síntomas indicadores de reflujo gástrico, como lo son:
- Lengua blanca.
- Congestión nasal.
- Tos recurrente y con mucosidad.
- El rechazo a ser alimentado.
Reflujo en los bebés
La intolerancia a las proteínas de la leche es, casi siempre, el principal generador de reflujo en los bebés, tanto a nivel gástrico, como a nivel intestinal.
Actualmente, existen en el mercado múltiples fórmulas lácteas anti-reflujo, medicamentos antiácidos especiales para lactantes y algunos cambios de hábitos que prescriben los facultativos pediátricos que ayudan a solucionar el reflujo gastroesofágico en bebés.
El reflujo con leche cortada y grumos, es señal de un aumento importante en la acidez producida en el estómago del bebé. Además, debemos estar alerta si el reflujo tiene un olor agrio.
Para que el bebé vuelva a comer con tranquilidad, deberá pasar por un tratamiento médico y por una serie de medidas generales durante un tiempo. Por lo general, el reflujo en bebés no resulta nada grave, pero se debe atender de inmediato para evitar complicaciones mayores a nivel gastrointestinal.
Tipos de reflujo en bebés
Se pueden diferenciar algunos tipos de reflujo en lactantes, los cuales nombraremos a continuación:
1. Reflujo fisiológico
Se produce a consecuencia de la inmadurez del tejido muscular liso en el esófago del bebé, el cual no tiene la fuerza suficiente para evitar el paso de alimentos desde la boca del estómago, hacia la cavidad oral del bebe, y la poca distancia que hay entre ellos, lo facilita aún más. Durante los primeros 6 meses de vida, es normal que ocurra.
Es una bocanada de leche que el bebé expulsa justo después de comer, de muy poca cantidad, después de unas palmaditas en la espalda para hacerlo eructar y sin causar molestia alguna al lactante.
Por ser una condición normal, el bebé aumenta de peso y come con normalidad.
Si las regurgitaciones son muy frecuentes, bastará con cambiar la fórmula láctea y la posición en la que duerme el bebé. Entre la edad de 7 a 12 meses, esta molestia tiende a desaparecer.
2.Reflujo gastroesofágico (RGE)
Este tipo de reflujo se produce por inmadurez del esfínter esofágico inferior, por retardo en el vaciamiento del estómago o intolerancia a las proteínas de la leche.
Más de un 50% de los lactantes sufre de reflujo gastroesofágico en los primeros meses de vida, en mayor o menor grado. Síntomas como vómitos no pueden pasar desapercibidos, ni verse como algo normal en un bebé.
Estas molestias se tienen que tratar, ya que interfieren en la buena alimentación del niño y empeora su calidad de vida.
El bebé no gana peso y lo que vomita suele ser de color amarillento con olor ácido, incluso marrón-verdoso en algunas ocasiones, según sea el tiempo que ha estado en el estómago.
La presencia de vómitos en repetidas oportunidades denota un estómago irritado y con reflujo.
Otro síntoma de alarma es un reflujo abundante cada vez que come y en bocanadas explosivas, no en el momento de la toma, pasados unos minutos o incluso una hora después de ingerido el alimento.
La molestia y sensación de ardor, cuando ocurre la subida del alimento, hacen que el bebé se arquee hacia atrás, rechazando ser alimentado.
Él bebe suele tener tos, broncos espasmos y le cuesta conciliar el sueño, especialmente si está acostado de forma horizontal, lo que impide el descanso del niño, el cual no puede dormir más de 3 horas y se despierta llorando.
Una vez diagnosticado reflujo gastroesofágico en el bebé y estar bajo tratamiento efectivo, al cabo de dos o tres semanas desaparecen los síntomas, ya que suelen reaccionar muy bien a tratamientos con antiácidos.
3. Reflujo silente u oculto
Es uno de los más difíciles de diagnosticar y, por lo general, se produce por intolerancia a algunas proteínas de la leche.
Esto ocasiona un aumento considerable en la cantidad de ácido dentro del estómago del bebe, causándole un tipo de reflujo que está oculto mientras él bebe no ingiera las fórmulas que le afectan su tracto gastrointestinal.
Los responsables del cuidado del bebé suelen percibir restos de leche con jugos gástricos, los cuales, al pasar por el esófago, lo irritan hasta el punto de provocar esofagitis por reflujo, dificultando tragar alimentos.
Algunos de los síntomas de reflujo silente u oculto en bebés son:
- Ansiedad o estrés por querer comer, pero a la vez el rechazo al alimento.
- Arqueo del cuerpo hacia atrás, eludiendo el biberón o la comida.
- El color de la lengua es blanquecino.
- El tono de la piel se vuelve amarillento y pálido, esto es señal de anemia, aunque conserve el peso.
- Cólicos prolongados.
- Hace movimientos para tragar, saca la lengua para salivar y tiene gestos de dolor.
- Estornuda o tose con frecuencia, tiene hipo.
- Está irritable y molesto, llora a la hora de comer.
- Le es difícil conciliar el sueño y, cuando lo hace, ronca.
- Intenta vomitar, pero no lo hace.
- Presenta dificultad respiratoria.
- No soporta estar acostado en forma horizontal con la boca hacia arriba, se ahoga.
Las molestias en los bebés como el llanto cuando se acuestan, sobre todo en los más pequeños, permiten a los padres pensar en la presencia de un síntoma de reflujo gastroesofágico oculto.
Lo importante es no desesperarse, seguir unas buenas recomendaciones para aliviar los síntomas y acudir al pediatra tratante.