¿Sientes que tu bebé está irritado de la garganta, tiene dificultad para tragar alimentos y líquidos, o regurgita con frecuencia? Entonces puede estar sufriendo de reflujo gastroesofásico. Es una molestia bastante común en los pequeños, que no debe preocuparte si es detectada y tratada a tiempo. Aquí podrás conocer cuáles son sus principales síntomas y cómo puedes encontrar la solución para el bienestar de tu hijo.
El reflujo gastroesofágico en bebés
El reflujo esofágico es una enfermedad digestiva que se produce cuando el ácido estomacal se devuelve con frecuencia al esófago. Esto irrita el revestimiento y produce la terrible sensación de acidez, que probablemente tu bebé ha experimentado. El reflujo en los bebés puede darse por problemas de desarrollo en el tracto gastrointestinal superior, por intolerancia o alergia a algunos alimentos, o por indigestión.
Lo anterior se manifiesta generalmente por pequeñas regurgitaciones que se generan después de comer, no obstante, estas manifestaciones pueden estar acompañadas de otros síntomas, como irritabilidad y llanto excesivo, dificultad para dormir o sueño agitado, rechazo a la alimentación o problemas para la ingesta, problemas de peso, vómitos, tos y ronquidos.
Cambios en el estilo de vida del bebé
Una de las formas más efectivas de que tu bebé no sufra es a través de pequeñas modificaciones en sus hábitos, especialmente en la rutina al momento de alimentarlo. Si bien una buena nutrición es indispensable, el modo en que le das de comer también lo es. Estas son algunas de las recomendaciones que pueden minimizar las molestias ocasionadas por el reflujo:
- Mantén a tu bebé erguido. Es importante mantenerlo en esa posición mientras lo amamantas o le das el biberón, y hasta treinta minutos después. Esto contribuirá a que la gravedad haga su trabajo y el contenido del estómago permanezca en su lugar.
- Ofrécele menos cantidad, con mayor frecuencia. Reduce el tiempo que dedicas a la lactancia o coloca menos fórmula en el biberón; de esta manera, evitarás que vomite o regurgite. También puedes enseñarlos a tomar conciencia del momento en que se sientan satisfechos.
- Colócalo boca arriba, aún cuando tenga reflujo. La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que los niños duerman boca arriba hasta que cumplan el primer año. Muchas madres sienten temor de sus pequeños porque pueden ahogarse mientras duermen, pero el reflejo nauseoso impide que esto suceda.
- Ayúdalo a expulsar sus gases. Luego de que alimentes a tu bebé es importante que le des pequeñas palmadas sobre su espalda. De este modo lo ayudarás a expulsar el aire que se acumula en el tracto digestivo, formando molestos gases.
- Encuentra la mejor fórmula alimenticia. Si tu bebé toma biberón puedes consultar con su pediatra la posibilidad de alimentarlo con una fórmula antireflujo. A diferencia de las bebidas infantiles tradicionales, esta ha sido elaborada con elementos espesantes. Ello facilita la digestión y ayuda a reducir el reflujo.
Tratamiento para el reflujo en bebés
Además de adoptar una buena alimentación y los hábitos adecuados, existen diversos medicamentos que te pueden ayudar a aliviar el malestar que causa el reflujo. Uno de los más comunes son los anti reflujo como Milpax.
Este tipo de productos son coadyuvantes en el manejo del reflujo gastroesofágico y logra reducir la frecuencia de estos episodios. Otro de los beneficios de Milpax, es que aunque no contiene azúcar, puedes encontrarlo en distintos sabores; de esta manera, tus hijos -y tú- tendrán una mejor experiencia.
Estas recomendaciones te ayudarán a aliviar las manifestaciones del reflujo. Sin embargo, recuerda que la salud es lo más importante y ante cualquier agravamiento de los síntomas, debes consultar al pediatra del bebé.